Esta historia apareció por primera vez en FactCheck.org.
By Saranac Hale Spencer
Ninguna vacuna o medicamento es 100% seguro, pero la seguridad de las vacunas está avalado por pruebas en rigurosos ensayos clínicos realizados antes de la autorización o aprobación, seguidos por un continuo seguimiento de seguridad una vez que las vacunas se comenzaron a administrar al público para detectar posibles efectos secundarios poco frecuentes. Además, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) inspecciona los establecimientos donde se producen las vacunas y revisa los protocolos de producción para asegurarse que las dosis de las vacunas sean de alta calidad y estén libres de contaminantes.
Parte clave del plan de vigilancia de seguridad de las vacunas es el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas, o VAERS, el cual es un sistema de alerta temprana manejado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la FDA. Tal como su sitio web explica, VAERS “no está diseñado para detectar si la vacuna causó un evento adverso, pero puede identificar patrones inusuales o inesperados de notificación que pueden indicar posibles problemas de seguridad que requieran de una segunda mirada”.
Cualquiera puede presentar una notificación a VAERS por cualquier problema de salud que ocurra luego de una vacunación. No hay ningún filtro ni descarte de notificaciones ni algún intento de determinar si la vacuna fue responsable del problema. La información es igualmente valiosa porque es una manera de recibir una alerta rápida por un potencial problema de seguridad de alguna vacuna, la cual puede luego tener un seguimiento por parte de científicos del gobierno.
Otro sistema de supervisión es el Vaccine Safety Datalink de los CDC, el cual usa información de salud electrónica de nueve organizaciones de salud en los Estados Unidos para identificar eventos adversos relacionados con las vacunaciones en tiempo real.
En el caso de las vacunas contra el COVID-19, ensayos controlados aleatorios incluyendo a decenas de miles de personas, los cuales fueron revisados por múltiples grupos de expertos, no detectaron ningún problema de seguridad y mostraron que los beneficios superan a los riesgos.
Los sistemas de supervisión de seguridad de los CDC y la FDA, los cuales fueron ampliados para las vacunas contra el COVID-19 y también incluyen una nueva herramienta digital para teléfonos inteligentes llamada v-safe, han, desde entonces, identificado solo unos pocos, e infrecuentes, efectos secundarios.
Para más, vea “¿Qué tan seguras son las vacunas?”
Historia completa
Las vacunas contra el COVID-19 han sido ampliamente utilizadas por más de un año y medio. De acuerdo a un estudio modelo reciente por parte de investigadores del Imperial College London y publicado en la revista Lancet Infectious Diseases, las vacunas contra el COVID-19 previnieron al menos 14,4 millones de muertes en el primer año en que estuvieron disponibles.
Pero las afirmaciones falsas que ponen en duda la seguridad y la eficacia de las inyecciones siguen proliferando en internet.
Una afirmación reciente fue difundida por el sitio web de derecha Gateway Pundit, que el 28 de julio publicó un artículo y publicaciones en las redes sociales que sugerían falsamente que tres médicos canadienses fallecieron como resultado de la vacuna a días de diferencia, poco después de que su empleador ordenara vacunas de refuerzo contra el COVID-19.
La acusación también se ha divulgado en español, hebreo y polaco.
Trillium Health Partners, la red hospitalaria que empleaba a los médicos, respondió a la acusación diciendo en una declaración, que también fue publicada en Twitter: “El rumor circulando en las redes sociales es simplemente falso. Sus fallecimientos no estuvieron relacionados con la vacuna contra el COVID-19. Pedimos que por favor se respete la privacidad de sus familias en este difícil momento”.
De hecho, dos de los médicos fallecieron de cáncer y el tercero murió luego de lo que fue descrito como una enfermedad grave, como ha sido reportado por varios otros medios de verificación de información.
Los tres médicos eran:
- El doctor Jakub Sawicki, quien murió luego de ser diagnosticado casi un año atrás de un adenocarcinoma (cáncer) gástrico con células en anillo de sello de etapa 4, de acuerdo a la campaña de GoFundMe creado por su esposa, quien tiene planes de crear un fondo de becas en su nombre. Falleció el 19 de julio.
- El doctor Stephen McKenzie, quien estaba “gravemente enfermo” antes de morir, de acuerdo a un mensaje automático de su consulta médica, la cual ahora está permanentemente cerrada. Según se informó, se había unido a Trillium Health casi 40 años atrás y era uno de los miembros fundadores del departamento de neurología. Falleció el 18 de julio.
- El doctor Lorne Segall, quien murió de cáncer al pulmón luego de una “batalla de un año”, según su obituario. Falleció el 17 de julio.
Se desconoce por qué aquellos divulgando esta afirmación piensan que los fallecimientos guardan relación con las vacunas contra el COVID-19, dado que Trilium Health Partners implementó una política de vacunación contra el COVID-19 obligatoria para su “personal, personal profesional, voluntarios y alumnos” en septiembre 7 de 2021, casi un año antes de que los médicos fallecieran.
Como es de esperar, la afirmación tiene orígenes dudosos. Pareciera haber venido de una cuenta de Instagram administrada por Monique Mackay, una agente de bienes raíces canadiense que comenzó a filmar afuera de hospitales aparentemente vacíos a comienzos de la pandemia para hacer el punto de que el COVID-19 era un engaño.
Una teoría conspirativa muy difundida en ese momento alentaba a quienes se mostraban escépticos sobre la existencia o la gravedad de la enfermedad a filmar la aparente inactividad fuera de los hospitales locales, una acción que fue adoptada por Simone Gold, una médica que se ha convertido en una de las principales promotoras de desinformación sobre el COVID-19 y que actualmente cumple una sentencia de 60 días por ingresar al Capitolio durante los disturbios del 6 de enero.
Mackay, quien utiliza el nombre Monique Leal en muchas de sus cuentas de redes sociales relacionadas con el COVID-19, continuamente difunde afirmaciones antivacunas en línea y promovió el “Freedom Convoy”, o caravana de la libertad, en el cual cientos de camiones y vehículos de pasajeros protestaron los mandatos de vacunación contra el COVID-19 y las restricciones impuestas por el gobierno canadiense.
Mackay se negó contestar preguntas de FactCheck.org.
El 22 de julio, Mackay publicó una foto de un mensaje de texto de una persona no identificada en su cuenta de Instagram que típicamente recibe cerca de 500 me gusta por publicación. El texto aludía al fallecimiento de los doctores y concluía: “¿Cuántas más ‘coincidencias’ aceptará la gente? Estas vacunas tienen que ser retiradas”.
Luego el Gateway Pundit citó la publicación en Instagram en su artículo del 28 de julio y ahora la afirmación ha dado la vuelta al mundo.
La ruta que ha tomado esta afirmación, desde una cuenta de Instagram, a un importante sitio web partidista, a publicaciones compartidas en todo el mundo, muestra cómo una afirmación infundada puede catapultarse desde una cuenta de redes sociales de nicho y obtener gran notoriedad en cuestión de días.
Traducido por Catalina Jaramillo.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.