Redacción El Chicago Hispano
Las escuelas secundarias que retiraron a los agentes de policía experimentaron cambios mínimos en las percepciones de seguridad y una leve reducción en las infracciones disciplinarias estudiantiles de alto nivel, indica un estudio del Consorcio de Investigación Escolar de la Universidad de Chicago.
El análisis incluyó datos de la disciplina y la percepción de maestros y alumnos por la retirada de los policías. En general, no hubo cambios o diferencias entre las escuelas que habían eliminado a los oficiales y las que no, explicó en la presentación del estudio Amy Arneson, investigadora asociada sénior.
Las percepciones de estudiantes y profesores sobre la seguridad de sus escuelas no cambió ni para bien ni para mal, ni existía una correlación importante entre la destitución de oficiales y la tasa de llamadas de las escuelas a la policía. Es decir, no hubo cambios notables con la eliminación de oficiales.
Sin embargo, los investigadores encontraron cambios significativos en las escuelas. Uno de ellos fueron pequeñas caídas en incidentes de mala conducta, de categoría más grave, en comparación con el año escolar 2018-19, cuando todavía tenían oficiales.
Estos incidentes incluyen acciones estudiantiles que son “muy graves”, perturbadoras o ilegales, como amenazas o violencia real y cualquier cosa que involucre alcohol, drogas y armas. Las infracciones de alto nivel aumentaron en las secundarias públicas entre los años escolares 2018-19 y 2022-23.
El estudio analizó las 83 secundarias administradas por Escuelas Públicas de Chicago (CPS), centrándose en las que destituyeron a los oficiales después del verano de 2020, cuando la Junta de Educación de Chicago ordenó a los consejos escolares locales que decidieran si querían o no que permanecieran.
Hasta el año pasado, 39 secundarias tenían uno o dos agentes atendidos por el Departamento de Policía de Chicago, y en 44 escuelas no había ningún oficial. De ellas, 14 habían votado desde 2020 para eliminarlos. La Junta de Educación planea destituir a los policías restantes a partir de este otoño.
Al examinar la demografía de las escuelas con y sin oficiales, la investigación encontró que las escuelas que atienden a estudiantes afroestadunidenses eran más probables de tener policías, así como las escuelas con menos estudiantes y tasas de suspensión más altas.
Los activistas estudiantiles insisten en que la presencia de policías intensificó los conflictos en las escuelas, vigiló desproporcionadamente a los niños afros y los puso en peligro de ser arrojados al sistema de justicia penal por su comportamiento escolar.
Sin embargo, muchas escuelas secundarias temen, porque destituir a sus oficiales significaría perder a adultos importantes que tenían relaciones con los estudiantes, ayudaban con la disciplina y hacían que los padres sintieran que las escuelas de sus hijos eran seguras.
Las CPS han reducido drásticamente el uso de policías en incidentes disciplinarios en la última década. Y las investigaciones han demostrado que los agentes de recursos escolares no suelen impedir los tiroteos escolares provocados por amenazas externas.
La presencia de agentes en las escuelas, con frecuencia, se reduce a percepciones de seguridad, lo que no cambió con su retiro. El estudio se publica cuando las CPS planean lanzar una nueva política de seguridad el próximo año escolar, que eliminará unilateralmente a los oficiales de todos los campus.
La junta escolar votará en julio una nueva política de seguridad escolar, la cual requerirá que maestros y personal obtengan capacitación sobre prácticas de justicia restaurativa, que son alternativas a la disciplina y destinadas a resolver conflictos, así como a brindar a los estudiantes más recursos de salud mental.