Los residentes de Chicago afrodescendientes y mexicanos procedentes del extranjero prácticamente no tienen patrimonio neto, mientras que los mexicanos y puertorriqueños nacidos en Estados Unidos tienen una fracción de la riqueza que poseen los blancos, significativamente menor, según un análisis reciente.
A mediados de junio, se presentó el estudio “El color de la riqueza en Chicago” realizado por el Instituto de Raza, Poder y Economía Política de The New School, NYC. La investigación define las profundidades de una desigualdad basada en la raza, origen étnico y estatus migratorio en Chicago y 10 condados.
Las brechas de riqueza en el área metropolitana de Chicago se deben a una distribución desigual de activos, como viviendas, tierras, acciones entre familias blancas y de color, así como una historia de segregación, expone el análisis patrocinado por Chicago Community Trust y Kresge Foundation.
La riqueza neta promedio de las familias negras es de 0 dólares, en comparación con $210,000 dólares de las familias blancas; la de un familia mexicana nacida en Estados Unidos, de $40,500; la de una puertorriqueña, de $24,000, y la de una mexicana nacida en el extranjero, de $6,000, indican datos recopilados entre 2022 y 2023.
En cuanto a la propiedad de vivienda, principal activo en el que los estadounidenses almacenan y generan su riqueza, los afrodescendientes son los menos propensos a ser propietarios de vivienda, 34 %. En contraste, los blancos tienen las tasas más altas de propiedad de vivienda, 72 %.
Ser propietarios de una vivienda es más común entre mexicanos nacidos en Estados Unidos, 58 %; seguidos de los mexicanos nacidos en el extranjero, 57 %, y los puertorriqueños, 50 %. Sin embargo, aunque ambos grupos tienen tasas de propiedad de vivienda entre 50 % y 60 %, el valor de sus casas está atrás respecto al de los blancos.
El valor de la vivienda de los residentes mexicanos nacidos en el extranjero es el más bajo, $46,000, en comparación con $200,000 de los blancos. El informe ratifica las desigualdades raciales en la propiedad de vivienda, la atención médica, los resultados educativos y otros factores en la creación de riqueza, hallados en otras investigaciones.
Una familia blanca típica en el área de Chicago tiene activos superiores a los de una familia afro común con una distancia promedio de $300,000; mientras que los hogares puertorriqueños tienen un patrimonio neto medio del 11 % de la riqueza de una familia blanca típica, y las familias inmigrantes, uno del 3 %.
A los encuestados en la investigación se les preguntó también sobre el empleo y el impacto de la pandemia de COVID-19, que tuvo un efecto dramático entre los participantes no blancos. Los mexicanos tuvieron mayores porcentajes de muertes entre familiares cercanos.
Los participantes en el estudio mostraron tendencias nacionales similares en lo que respecta al nivel educativo. Los blancos completaron títulos de licenciatura en una tasa más alta que otros grupos, 45 %. Mientras que los mexicanos nacidos en el extranjero reportaron el porcentaje más bajo, 9 %.
El informe rechaza la idea de que los comportamientos individuales son suficientes para superar las barreras estructurales, es decir, los indicadores de éxito ampliamente aceptados, como la educación universitaria, no borran las brechas de riqueza racial que hay en el área de Chicago.
“De hecho, la brecha de riqueza racial, a menudo, se amplía en los niveles educativos más altos. La brecha entre las familias blancas y negras es casi el doble para los participantes con una licenciatura en comparación con los que no la tienen”, según el reporte.
El estudio destacó cómo la fuente de la pobreza concentrada entre la gente de color está ligada a una historia de violencia racista, discriminación, décadas de segregación de la ciudad, maltrato de instituciones económicas y otros caminos hacia la creación de riqueza, que hacen que las minorías desconfíen o se excluyan.
También, explora la larga historia de migración del área de Chicago, originada antes del siglo XIX con inmigrantes europeos blancos y, más tarde, en el siglo XX, con estadounidenses negros durante la Gran Migración. Ambos impulsaron el crecimiento exponencial de Chicago, precisa.
Pero a medida que los habitantes negros de Chicago ayudaron a muchas partes de la ciudad a florecer cultural y económicamente, dice, también fueron objeto de explotación financiera, intimidación y violencia racial, desafíos que luego enfrentaron los inmigrantes de México a mediados del siglo XX.
“Los inmigrantes blancos que llegaron a Chicago recibieron capital y una infraestructura mediante la cual pudieron hacer crecer ese capital y transmitirlo en gran medida en forma de propiedad de vivienda”, dijo Darrick Hamilton, autor del estudio y profesor de política urbana en The New School.
“Otros inmigrantes fueron excluidos de esa base de capital. Y cuando pudieron acumular capital, éste quedó vulnerable a la extracción predatoria”, añadió. Las disparidades de riqueza actual, explica el estudio, se deben en gran medida a políticas públicas que históricamente excluyeron a otros grupos raciales.
En consecuencia, hoy persisten las disparidades presentes en la falta de acceso a la propiedad de vivienda, la atención médica de calidad, las prácticas crediticias abusivas, el acceso limitado a la educación y al empleo, y la falta de acceso a cuentas de inversión y jubilación.
Hamilton y otros expertos expusieron durante el evento que algunas soluciones para reducir las brechas de la riqueza incluyen brindar a más personas de color acceso al capital y a Medicare, que puede ayudar a prevenir la deuda médica. También sugirieron programas de ingresos garantizados para evitar préstamos abusivos, entre otras.
Grupo de trabajo para atender a los afros en Chicago
El alcalde Brandon Johnson firmó una orden ejecutiva para crear el Grupo de Trabajo de Reparaciones, que desarrollará una agenda de bienestar para los habitantes afroestadounidenses en un esfuerzo por confrontar la historia del racismo en la ciudad de Chicago, según un comunicado de prensa.
El grupo de trabajo llevará a cabo una investigación sobre el impacto duradero de la esclavitud y el racismo en los habitantes afroestadunidenses de Chicago, a fin de elaborar un plan que ofrezca reparaciones a esa minoría social.
“La orden ejecutiva de hoy no es sólo una declaración pública. Es una promesa de dar forma al futuro de nuestra ciudad enfrentando el legado de desigualdad que ha plagado a Chicago durante demasiado tiempo”, expresó Johnson en el comunicado.
El alcalde espera que estos esfuerzos sirvan como disculpa a los afroestadounidenses por la forma en que han sido tratados a lo largo de la historia de Chicago. El grupo de trabajo incluirá en su labor al Caucus Negro de Concejales, y a las oficinas de Equidad y Justicia Racial, Desarrollo Empresarial, Económico y Vecinal, entre otros.
El comunicado destaca que los habitantes afros de Chicago mueren en promedio casi 11 años antes que los habitantes blancos y tienen una tasa de condenas dos veces mayor que los blancos por delitos de bajo nivel, según la orden ejecutiva.