Redacción El Chicago Hispano
Familias inmigrantes recién llegadas o residentes en albergues de la ciudad comenzaron a mudarse a un nuevo refugio en una escuela católica cerrada, en el convento St. Bartholomew, de Portage Park, administrada por la Arquidiócesis de Chicago.
A finales de mayo, los primeros 45 inmigrantes llegaron al nuevo refugio, en el lado noroeste, con capacidad para 300 personas. El martes 11 de junio, el alcalde Brandon Johnson, acompañado de otros funcionarios, asistió a un evento de inauguración del albergue.
En abril, la oficina del alcalde Johnson anunció que la ciudad aceptó el ofrecimiento de la Arquidiócesis de Chicago de la escuela sin costo alguno para albergar a los solicitantes de asilo sin pagar alquiler.
La ciudad aceptó y, a su vez, decidió subarrendar el edificio a la Fundación Zakat, que cubrirá todos los costos operativos respetando las reglas establecidas para el funcionamiento de los refugios.
El refugio de Portage Park, ubicado en 4941 W. Patterson Ave., tendrá seguridad las 24 horas de los 7 días de la semana, controles de entrada, horario de atención hasta las 23:00, prohibición del alcohol y de visitas sin cita previa. Los infractores de las reglas podrían ser expulsados, según un comunicado.
“Les damos la bienvenida al refugio Chicago St. Barts, donde recibirán las herramientas y los recursos que necesitan para comenzar su vida aquí, en Chicago”, dijo Johnson
En múltiples ocasiones, la iglesia ofreció a la ciudad alojar a los inmigrantes sin pagar alquiler en más de una docena de lugares de su propiedad. Sin embargo, la administración de Johnson alquiló varios espacios de propiedad privada para refugios, al tiempo que alojó a cientos en comisarías y edificios públicos.
Inmigrantes tendrán que dejar refugios por el fin de clases
Por otro lado, un total de 121 inmigrantes, padres con niños en edad escolar, quienes aún permanecían en albergues de la ciudad debido a que estaban exentos de la política de límite de permanencia de 60 días durante el año académico, deberán abandonar los refugios.
Al iniciar el periodo vacacional de verano en las escuelas públicas de la ciudad, finalizó el permiso para los solicitantes de asilo con hijos estudiantes. A algunas familias que ingresaron al sistema de refugios más adelante durante el año escolar se les pedirá que se vayan hasta el próximo mes, dijeron funcionarios.
Explicaron que las fechas de salida de los refugios están escalonadas, según el momento de entrada de las personas, por lo que hay algunas a las que les quedan 30 días más.
El alcalde Brandon Johnson anunció en noviembre un límite de estancia en refugios de 60 días para los recién llegados en un intento de acelerar el reasentamiento de los solicitantes de asilo, una política que generó duras críticas de la opinión pública y el repetido rechazo a los desalojos.
Después de repetidos aplazamientos, la ciudad comenzó sus primeros desalojos de refugios en marzo, eximiendo a las familias con niños menores de 18 años y a las personas en aislamiento médico.
Las familias con niños que no pudieron obtener fondos estatales para asistencia de alquiler recibieron una extensión de estadía en el refugio de 30 días, renovable hasta tres veces, hasta el 10 de junio.
La disposición afectó a unas 4,500 personas que debían abandonar los refugios en marzo, abril y mayo. Las personas desalojadas pueden regresar a la zona de aterrizaje de la ciudad, el punto de entrega de migrantes, y solicitar espacio nuevamente en un albergue, si es necesario.
Reportes periodísticos señalaron que el 55 % de los más de 900 solicitantes de asilo desalojados de los refugios administrados por la ciudad han regresado a ellos porque no tenían otro lugar adonde ir.
Según datos del municipio, hasta el viernes 14 de junio había 6,937 personas solicitantes de asilo en refugios gestionados por la ciudad, 20 personas en espera de colocación y siete que vivían en una comisaría de policía.
Desde agosto de 2022, la ciudad ha recibido un estimado de 43,058 solicitantes de asilo, la mayoría de Venezuela, que el gobernador de Texas, Greg Abbott, y políticos de otros estados fronterizos comenzaron a enviar en autobús a Chicago, en protesta por las políticas federales de inmigración.
Los inmigrantes enfrentan largos retrasos para obtener permisos de trabajo, lo que hace más difícil ganarse la vida estable por sí mismos, y el programa estatal de asistencia de alquiler cortó el apoyo demasiado pronto. No obstante, los servicios de asistencia legal, ayuda para encontrar vivienda, inscripción escolar, entre otros, siguen disponibles.