El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) determinó que las aerolíneas no están obligadas a reconocer cualquier animal de apoyo emocional como animales de servicio, limitando esa categoría a los perros para acomodarlos, mientras que cualquier otro deberá ser considerado mascota.
Difícil de creer, pero la práctica de volar con una mascota como apoyo emocional o psicológico ha crecido en los últimos años, con viajeros que llevan hámsters, cerdos, loros, monos, patos, un pavo real, e incluso un caballo miniatura, generando a la tripulación un problema para acomodarlos en las cabinas de pasajeros.
Las aerolíneas habían pedido al DOT que regulara este tema, ante la posibilidad de que los pasajeros estuvieran haciendo pasar a sus mascotas de manera fraudulenta dentro de la categoría gratuita y con una definición más vaga de animales de apoyo emocional. Viajar con una mascota pequeña dentro de la cabina puede costar 125 dólares o más por trayecto, y con un animal de servicio es gratuito.
La agencia explicó en un comunicado que al ampliarse la definición de animal de servicio también aumentaron las perturbaciones a bordo por especies inusuales que mantienen un mal comportamiento. La cantidad de animales de apoyo emocional que viajan a bordo de vuelos comerciales se incrementó de 481,000 en 2016 a 751,000 en 2017, según datos de Airlines for America.
Este aumento generó conflictos entre los pasajeros, especialmente cuando los animales se portaban mal, pero también ha dañado la confianza del público en los animales de servicio legítimos. Según la nueva norma, las mascotas que cumplen el papel de apoyo emocional pero no son animales de servicio, podrán seguir viajando en la cabina de pasajeros pero no se requerirá que los acomoden.
La norma define a un animal de servicio como “un perro entrenado individualmente para realizar un trabajo o tareas en beneficio de una persona con discapacidad”, que necesita de adaptaciones razonables. Mientras que los animales de apoyo emocional no requieren ningún entrenamiento, lo que ha llevado a algunos a cuestionar su legitimidad.
Los funcionarios del Departamento de Transporte limitaron la definición de animal de servicio a los perros porque la gran mayoría de los animales de servicio son caninos, y son los únicos que tendrán permisos especiales de embarque con el objetivo de acompañar a personas con discapacidades físicas, psiquiátricas o mentales.
La regla prohíbe a las aerolíneas negarse a transportar un animal de servicio basándose únicamente en su raza, pero les da la autoridad para negarse a transportar animales que se comporten de manera agresiva o que sean una amenaza directa para la salud o seguridad de otras personas.
También otorga a las aerolíneas la capacidad de exigir documentación que acredite la salud, el comportamiento y el entrenamiento del perro, y si va a viajar en un vuelo largo, la persona con la que viaja debe verificar que el animal esté capacitado para no orinar o defecar en la nave, o que pueda hacerlo de manera sanitaria.
Una persona que cumpla con estos requisitos puede llevar hasta dos perros de servicio a bordo. Para las otras especies de animales, aún queda una opción: los viajeros pueden llevar a bordo pequeñas mascotas en jaulas, debajo de sus asientos, a discreción de la aerolínea que a menudo cobra una tarifa extra.