El fuerte sismo que sacudió el martes 7 de septiembre el centro y sur de México y que generó pánico en la población dejó al menos un muerto, según confirmaron las autoridades de ese país al cierre de esta edición.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que, “afortunadamente no hay daños mayores” tras el terremoto de magnitud 7.1 que tuvo su epicentro a 11 kilómetros de Acapulco, en el estado de Guerrero.
“Hasta ahora (hay) una víctima, un joven que iba conduciendo una motocicleta y (que) perdió la vida, esto en Guerrero», dijo el miércoles el presidente mexicano.
El sismo ocurrió exactamente cuatro años después del terremoto de 8.2 que tuvo su epicentro en el Golfo de Tehuantepec y que impactó principalmente los estados de Oaxaca y Chiapas, donde dejó casi un centenar de muertos.
El movimiento telúrico estuvo acompañado por “misteriosas” luces en el cielo, un fenómeno que los expertos denominan ‘triboluminiscencia’ y que aseguran es común que suceda en terremotos o erupciones volcánicas debido a la liberación de energía.
De acuerdo con los reportes de las autoridades, en Guerrero, al menos 35 personas fueron evacuadas al registrarse daños en algunas viviendas y las fachadas de edificios, por lo que se abrió un refugio temporal.
También se informó de daños en una torre de control del aeropuerto de Acapulco, que el miércoles se encontraba cerrado, de postes de luz que cayeron sobre vehículos y de cortes de energía eléctrica en algunos estados, entre ellos Oaxaca, Estado de México, Guerrero y Morelos, así como en Ciudad de México.
El potente sismo ocurrió un día después del desbordamiento del río Tula, en el estado de Hidalgo, que dejó 14 muertos y miles de damnificados. (ECH)