Los golpes recibidos por Airbnb

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Con la restricción de viajes como primera medida extraordinaria que se tomó en todo el mundo para evitar la propagación del coronavirus, se cayó el trabajo realizado en 12 años de existencia por Airbnb, la plataforma digital de oferta de hospedaje en viviendas.
A finales del 2019, la compañía dirigida por Brian Chesky iba viento en popa, con un acuerdo de 500 millones de dólares para patrocinar los Juegos Olímpicos hasta 2028, y su estreno en la bolsa de valores con una valuación superior a 30 mil millones de dólares, colocándose como una de las más grandes de la historia.
Después de años con crecimientos mayores a 40 por ciento, el covid-19 frenó el avance de la empresa obligando a sus creadores a replantear el negocio en su actividad principal,  frenar su salida al mercado de valores y cancelar la puesta en marcha de nuevos productos enfocados en el sector de lujo.
Quince días después de que la Organización Mundial de la Salud declaró el brote de covid-19 como pandemia y la mayoría de los países restringieran los viajes, la valoración interna de Airbnb bajó a 26 mil millones de dólares, una caída de 16 por ciento respecto a su última ronda de financiamiento.
La empresa, con sede en San Francisco, retiró todas sus campañas de marketing para ahorrar 800 millones de dólares; despidió a mil 900 empleados, el 25% del total de su plantilla, y paró operaciones en su división de hoteles, experiencias de lujo, transporte y producciones audiovisuales (Airbnb Studios).
En noviembre de 2019 Airbnb se sumó a la lista élite de patrocinadores de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, el evento deportivo más grande del mundo. Por 500 millones de dólares afianzó un contrato para los próximos cinco encuentros, empezando por Tokio y los juegos de invierno y verano en Beijing, París, Milán y Los Ángeles.
La firma tenía en ese momento 200 mil anfitriones en las cinco ciudades olímpicas y confiaba en que después de eso, el número subiera de forma significativa. Medio año después, las reservaciones en la plataforma cayeron hasta 90 %, según datos de AirDNA, una compañía de monitoreo independiente.
Sumado a estos problemas Airbnb enfrentó otros golpes más, como el conflicto por los reclamos de cancelaciones y reembolsos, o prohibiciones a nivel de ciudades. En un esfuerzo por evitar que los anfitriones dejaran la plataforma, la empresa invirtió 250 millones de dólares para devolverles parte del dinero que perdieron por el reembolso completo a los huéspedes con planes de viaje interrumpidos.
Para generar ingresos, Airbnb echó mano de las Experiencias online con las cuales los usuarios de la plataforma pueden tomar desde clases de cocina internacional hasta de magia y lectura de tarot, entre otras. Según la empresa, con este producto alternativo los anfitriones que frenaron su negocio de alojamiento pudieron ganar entre 10 mil y 100 mil dólares en tan solo un mes.
Desde que empezó a ganar popularidad, la empresa ha enfrentado duras críticas del sector hotelero tradicional y de distintos gobierno en todo el mundo, que la acusan de competencia desleal. Con la pandemia, algunos han aprovechado para emprender nuevamente la ofensiva y sacarla del mercado.

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