Redacción El Chicago Hispano
Los latinos residentes de la ciudad, que tenían la expectativa de vida más alta la década pasada, 84.7 años, perdieron 6.3 años como consecuencia de la pandemia en 2020, recuperando sólo 3.2 en 2022 para situarse en 81.6, expone el Plan Estratégico Healthy Chicago 2025.
El documento, elaborado por el Departamento de Salud Pública (CDPH), destaca las brechas en esperanza de vida entre las distintas comunidades y sugiere acciones concretas en materia de salud para mejorarlas, incluyendo prevención de violencia y atención a poblaciones vulnerables.
Según datos del documento, la comunidad más vulnerable de la ciudad son los afroamericanos, quienes tenían la década pasada una esperanza de vida de 72.3 años, registraron una caída en pandemia de 4.6 años, de los cuales sólo recuperaron 2.1 para ubicarse en 69.8 actuales.
En contraparte, los asiáticos mantienen la más alta cifra, de 86.7 años, mientras que los blancos de Chicago en la década pasada tenían 80.8 años de esperanza de vida, pero durante la pandemia esa cantidad se redujo 1.9 años que se han recuperado casi por completo al ubicarse actualmente en 80.3 años.
En la década de 2010, los afro descendientes de Chicago tenían una brecha de 10.1 años frente a los demás grupos raciales. Con la aparición de la pandemia esta disparidad se agravó y alcanzó un máximo histórico de 12.7 años en 2021 que se redujo a 11.4 años actualmente.
La brecha en la esperanza de vida entre habitantes afros y otros grupos la impulsan ciertos factores clave, dice el informe. Las enfermedades crónicas contribuyen con 4.7 años, que representa el 41% de la brecha; homicidios 2.1; sobredosis de opioides 1.5; y enfermedades infecciosas, incluido el COVID-19, con 0.9.
“La pandemia remarcó las disparidades en materia de salud con una tasa desproporcionada de morbilidad y mortalidad entre las comunidades históricamente marginadas de Chicago”, asegura. Los latinos fueron los más afectados por su alta presencia en trabajos esenciales, lo que aumentó su exposición al virus.
En 2020, la tasa de mortalidad por COVID-19 entre latinos fue la más alta de todos los grupos raciales y étnicos de la ciudad, con 221 muertes por cada 100,000 personas, seguidos de los afros con 167 muertes por cada 100,000. La expectativa de vida general en Chicago disminuyó 3.6 años debido a la pandemia.
Históricamente, como consecuencia de la desinversión a largo plazo y del racismo sistémico, los habitantes afros y latinos de Chicago han sido excluidos de los recursos de salud. Los latinos enfrentan un acceso limitado a servicios médicos, dificultades lingüísticas y barreras culturales.
Esas condiciones contribuyen a tasas más altas de mortalidad por enfermedades infecciosas y respiratorias en comparación con otros grupos étnicos. El informe Healthy Chicago 2025 detalla una serie de estrategias para enfrentar las desigualdades en salud y mejorar el bienestar general de la población.
El Plan Estratégico para el próximo año consta de siete proyectos específicos, directamente relacionados con los impulsores de la brecha de expectativa de vida en los distintos grupos sociales: enfermedades crónicas; prevención de la violencia; consumo de sustancias; enfermedades infecciosas; salud materno-infantil; salud mental; y asociación.
Las acciones incluyen, entre otras, campañas de vacunación en vecindarios de alta concentración latina; programas de salud materna e infantil, para reducir nacimientos prematuros y garantizar cuidado prenatal; e iniciativas comunitarias que fomenten prácticas de salud preventivas.
Una de las prioridades del plan estratégico es la inversión en programas dirigidos a jóvenes y la prevención de la violencia. Se destinarán $100 millones de dólares a organizaciones comunitarias para abordar las causas de la violencia en los barrios más afectados, y fortalecer programas de empleo juvenil.
También prevé reabrir clínicas de salud mental y conexiones al sistema de emergencias para ofrecer respuestas inmediatas a cuadros de crisis. Esta medida ampliará el acceso a servicios esenciales además de reducir la carga en los hospitales y servicios de emergencia tradicionales, detalla el informe.
Para la atención a la población sin hogar se prevé extender la infraestructura de refugios con la inversión de $40 millones de dólares, aumentando la disponibilidad de camas de 3,000 a 6,800, y un fondo de $135 millones de dólares para la construcción de más de 600 viviendas asequibles en cinco años.
El presupuesto también contempla acciones en materia de enfermedades crónicas y adicciones, fortalecer los programas de prevención de enfermedades cardiovasculares y ampliar el acceso a los alimentos saludables en comunidades más afectadas.
El objetivo principal del Plan Estratégico 2025 es “abordar sistemáticamente cada una de las principales causas de mortalidad desproporcionada y los factores subyacentes de la brecha racial en la expectativa de vida mediante la implementación de un enfoque hiperlocal”, dice.