Esta historia apareció por primera vez en FactCheck.org.
By Nora Macaluso
Compendio SciCheck
Más del 70% de la población de Japón ha sido vacunada contra el COVID-19 y el gobierno está planeando ofrecer la vacuna de refuerzo en diciembre. Pero un locutor de radio conservador en Estados Unidos declaró falsamente: “Japón abandona la implementación de las vacunas, opta por la ivermectina”. Japón no ha suspendido su programa de vacunación ni ha aprobado el uso de ivermectina como tratamiento contra el COVID-19.
Historia completa
Japón ha progresado en la lucha contra el COVID-19 y ya más del 70% de la población del país está vacunada. Los expertos dicen que el éxito de Japón en reducir las tasas de COVID-19 probablemente se debe a su alta tasa de vacunación, junto con el uso generalizado de mascarillas. Japón solo reportó 86 casos diarios en todo el país al 1 de noviembre, el nivel más bajo desde junio pasado y por debajo de los más de 20.000 a mediados de agosto.
Pero el 27 de octubre, el locutor de radio conservador Hal Turner informó falsamente en su sitio web que Japón puso fin a su programa de vacunación contra el COVID-19 y, en cambio, ha estado tratando casos con ivermectina, un medicamento antiparasitario. El titular de Turner, que fue compartido en publicaciones en las redes sociales, afirma falsamente: “Japón abandona la implementación de las vacunas, opta por la ivermectina”.
El artículo en el sitio web de Turner menciona que Japón retiró la vacuna de Moderna después de detectar que estaba contaminada con metales y que cambió las vacunas por la ivermectina. La publicación contiene enlaces a artículos de prensa, pero ninguno de ellos respalda la afirmación de que el país canceló su programa de vacunación o que lo reemplazó por la ivermectina. Un artículo de la Associated Press, cita a un experto en virología diciendo que el éxito de Japón se debe en parte a las vacunas.
Japón ha dependido principalmente de las vacunas de ARNm desarrolladas por Moderna y por Pfizer, que requieren dos dosis administradas con unas semanas de diferencia, para la vacunación contra el COVID-19. En agosto, Japón también comenzó a usar la vacuna de AstraZeneca, que se administra en dos dosis con ocho semanas de diferencia. En octubre, un panel del Ministerio de Salud de Japón aprobó un plan para poner una vacuna de refuerzo a disposición de todas las personas que hayan recibido dos vacunas, ocho meses después de la segunda dosis.
Así que, en lugar de poner fin a su programa de vacunación contra el COVID-19, el gobierno japonés ha dicho que planea continuar distribuyendo las vacunas, incluyendo la vacuna de refuerzo a partir de diciembre, según NHK World Japan.
Japón sí experimentó un problema con el proceso de fabricación de la vacuna de Moderna. A fines de agosto, Moderna y Takeda Pharmaceutical Co. suspendieron y luego retiraron del mercado tres lotes de la vacuna de Moderna que contenían aproximadamente 1,6 millones de dosis tras encontrar contaminantes metálicos (acero inoxidable) en algunos viales.
Takeda dijo que el problema fue causado por un “montaje incorrecto y se debió a un error humano específico al juzgar mal visualmente la separación necesaria de 1 mm entre la rueda de estrella y el tapón” de la maquinaria que coloca las tapas a los viales de las vacunas, según un artículo de Reuters del 1 de octubre. Japón continuó administrando las dosis de las vacunas que no fueron afectadas por el problema de fabricación.
La ivermectina nunca fue aprobada como tratamiento
Al contrario de lo que dijo Turner, la ivermectina no está en la lista de productos farmacéuticos aprobados para tratar el COVID-19 en Japón.
“El uso de la ivermectina no ha sido aprobado por el gobierno japonés”, nos dijo en un correo electrónico Kosuke Yasukawa, médico en el Centro Hospitalario Medstar en Washington y profesor asistente de medicina clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown.
Haruo Ozaki, presidente de la Asociación Médica de Tokio, había recomendado el uso de la ivermectina como tratamiento para pacientes con COVID-19 en una conferencia de prensa del 9 de febrero, “que fue criticada por muchos médicos en los Estados Unidos”, dijo Yasukawa, un especialista en enfermedades infecciosas que recibió su título médico en la Universidad de Keio en Tokio.
Ozaki no es un funcionario del gobierno y la Asociación Médica de Tokio es una organización profesional que no planifica políticas de salud.
“Creo que precauciones básicas como el uso de las mascarillas y el distanciamiento social, junto con la vacunación, ayudaron a reducir los contagios en Japón”, dijo Yasukawa.
La Organización Mundial de la Salud dijo en marzo que la evidencia sobre el uso de la ivermectina para tratar el COVID-19 no era “concluyente”.
La OMS recomienda que la ivermectina “continúe utilizándose para sus fines previstos”, declaró la organización a FactCheck.org en un correo electrónico. “Hasta que haya más datos disponibles, la OMS recomienda que el medicamento solo se use para tratar el COVID-19 en ensayos clínicos”, independientemente de la gravedad de la enfermedad.
Igualmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) dice que “los datos disponibles en la actualidad no muestran que la ivermectina sea eficaz contra el COVID-19”. (Para más información sobre la ivermectina, consulte el artículo de SciCheck “Ensayos clínicos en curso decidirán si la ivermectina es (o no) segura y eficaz contra el COVID-19”.
Los funcionarios de la embajada japonesa en Washington no respondieron a nuestros correos electrónicos solicitando más información.
Intentamos comunicarnos con Hal Turner en busca de pruebas que respaldaran sus afirmaciones, pero no recibimos respuesta.
Traducido por Elena de la Cruz
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.