Redacción ECH
Las cifras más recientes del Gobierno revelan un cambio significativo en el perfil de los detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE): los inmigrantes sin antecedentes penales son ahora el grupo más numeroso en custodia, superando tanto a quienes cuentan con antecedentes criminales como a aquellos con cargos pendientes.
Según datos recientemente publicados, 16.523 personas sin antecedentes fueron arrestadas por el ICE, frente a 15.725 detenidos con registro criminal y 13.767 con cargos pendientes. En total, hay 59.762 personas bajo custodia del ICE en todo el país, una cifra cercana al máximo histórico de 61.000 alcanzado en agosto.
La distribución de estas detenciones varía según la región. En ciudades con oficinas del ICE en zonas tradicionalmente republicanas, como Miami, Nueva Orleans y Dallas, la mayoría de los arrestos involucra a inmigrantes ya encarcelados por otros delitos.
Por otro lado, en áreas demócratas como Los Ángeles y Chicago, las operaciones requieren registros más agresivos, lo que ha derivado en la detención de un número creciente de personas sin antecedentes penales.
Estos datos contradicen la narrativa de la Administración Trump, que sostiene que el enfoque principal del Departamento de Seguridad Nacional es la captura de criminales peligrosos.
Para cumplir con su objetivo de arrestar al menos a 3.000 personas por día, el ICE recurre a veces a los llamados “arrestos colaterales”, donde agentes con órdenes para detener a un individuo terminan arrestando a varias personas.
Otras agencias federales, como el FBI, la DEA y el Departamento de Investigaciones de Seguridad Nacional, colaboran con estos operativos. Este incremento en los arrestos colaterales ha contribuido al aumento de inmigrantes sin antecedentes bajo custodia y deportados.
Recientemente, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, inauguró el nuevo centro de detención Camp 57 en Luisiana, destinado a inmigrantes indocumentados acusados de delitos graves.
Durante el evento, aseguró que la instalación “albergará a quienes han estado perjudicando a personas en este país”, una afirmación reiterada en otros centros de detención.
Por su parte, Tricia McLaughlin, secretaria asistente de relaciones públicas del Departamento de Seguridad Nacional, sostuvo que “el ICE va tras los peores criminales, incluyendo asesinos, miembros de pandillas como la MS-13, pedófilos y violadores.
El 70 % de los arrestos corresponde a inmigrantes con condenas o cargos pendientes en Estados Unidos, sin contar terroristas, miembros de pandillas extranjeras, condenas por delitos violentos en otros países o avisos de Interpol”.
No obstante, las cifras muestran que la cantidad de detenidos por delitos graves o violencia es considerablemente menor que la de otros grupos, en particular los que no cuentan con antecedentes penales. Desde enero, esta población ha crecido de manera significativa, así como el número de deportaciones de inmigrantes sin historial delictivo.
Encuestas recientes, como una realizada por The Economist, indican que existe amplio respaldo a la deportación de delincuentes violentos, pero mucho menos al retiro de inmigrantes que respetan la ley.
Otros sondeos muestran un creciente descontento entre la población: casi dos tercios de los estadounidenses, incluidos votantes de Trump, consideran que las decisiones de deportación pueden ser erróneas. A pesar de esto, las autoridades federales no muestran intención de revertir su política.







