La ciudad tendría que gastar $405 millones por año durante cinco años, además de lo que destina actualmente, para reducir el crimen a los niveles de las grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles, asegura un estudio de la organización Chicago CRED.
El análisis destaca el alto gasto de miles de millones de dólares anuales que significa para la ciudad la lucha contra el crimen y la violencia, además del impacto humano y una gran carga financiera que incluye costos médicos, de enjuiciamiento y de encarcelamiento.
El presupuesto anual del Departamento de Policía de Chicago es de casi $2 mil millones, pero tan solo la violencia armada le cuesta a la ciudad $ 3.5 mil millones cada año, indica el reporte de CRED (Create Real Economic Destiny).
La organización, fundada por el ex funcionario Arne Duncan, estima que la ciudad obtendría alrededor de $3 mil millones en ahorros para esos costos sociales y aumentaría los ingresos fiscales si la violencia en Chicago cayera a la tasa de Nueva York.
El objetivo significaría que los asesinatos anuales caerían un 80%, a alrededor de 150 asesinatos por año, un nivel no visto en Chicago desde la década de 1940. El año pasado, los asesinatos aumentaron 4 % en la ciudad y 10 % los tiroteos, lo que indica que la inversión en la prevención de la violencia se malgastó.
El plan de Chicago CRED asegura que el ahorro podría contribuir a la reconstrucción de las comunidades y la creación de oportunidades, un enfoque que ha llevado a resultados impresionantes en ciudades como Los Ángeles y la ciudad de Nueva York.
Los expertos fijan los costos anuales en cientos de millones, y hasta $ 1 mil millones, para hacer que Chicago sea tan seguro como Nueva York o Los Ángeles, pero CRED recomienda la combinación de fondos y la atención a 15 de los 77 vecindarios de la Ciudad, donde se genera el 80% de la violencia armada.
Los barrios minoritarios empobrecidos, donde los residentes enfrentan falta de inversión y oportunidad, generan la peor parte de la violencia, debido a una combinación de factores, como cambios en la vivienda, economía local colapsada, desequilibrio en escuelas y escasez de empleos bien remunerados.
Esos escenarios han fracturado a los vecindarios de tal forma que la economía ilegal es más prometedora para los hombres jóvenes que alternativas legales, expone el análisis de Chicago CRED en un informe del programa contra la violencia, que realiza financiado con fondos privados.