Los residentes del vecindario de Pilsen no logran coincidir en una estrategia para atacar la violencia en sus calles. En un extremo están quienes exigen más patrullas policiales, y en el otro quienes reclaman mayor inversión en programas sociales para alejar a los jóvenes de las pandillas.
En lo que si están de acuerdo es en la necesidad de implementar medidas más efectivas y duraderas que eviten la acción de las pandillas en el vecindario, y asesinatos dramáticos como el ocurrido el 3 de diciembre pasado en contra del joven Michael Hernández.
La víctima de 28 años, quien al día siguiente presentaría su examen de admisión en la Policía de Chicago, estaba sentado en su vehículo frente a su casa en 2300 West 23th Place cuando alguien en un automóvil se detuvo y le disparó varias veces. El joven murió más tarde y aún no hay detenidos.
En una reunión organizada por el concejal Bryon Sigcho-Lopez (Dto.25), para tratar el tema de la seguridad pública en Pilsen, cerca de 100 residentes y activistas expusieron su temor ante incidentes que consideraron de alarma en el vecindario, pero no lograron un consenso respecto a las soluciones.
La reunión, realizada en la Iglesia Metodista Unida de Lincoln, 2009 W 22th Place, colocó por un lado a quienes reclaman un mayor número de programas sociales para detener la violencia y depender menos de la policía, particularmente los dirigentes de organizaciones no lucrativas.
“La violencia de pandillas es un síntoma, la enfermedad es un sistema roto y racista que debemos abordar“, dijo Tanya Lozano, directora de Healthy Hood Chicago. Propuso un enfoque integral, que aborde varios aspectos, en lugar de expandir los esfuerzos policiales como única solución.
Otro grupo de vecinos defendió la intervención de los policías, por ser los únicos que responden a su llamada, y pidieron aumentar el número de patrullas que vigilan el área. También solicitaron más acción del concejal Sigcho-López.