Redacción El Chicago Hispano
El sistema de Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) comienzó el año escolar 2024-2025 en medio de conflictos y posibles cambios de liderazgo, tensión laboral, problemas financieros, disminución de estudiantes y medidas de ajuste ante necesidades no atendidas.
El ciclo escolar inició con la amenaza de huelga del Sindicato de Maestros de Chicago (CTU) al alcalde Brandon Johnson, quien fue un organizador de ese sindicato. En respuesta, corrió la noticia de que Johnson remplazará al director de CPS, Pedro Martínez, para llegar a un acuerdo en el contrato laboral.
El sindicato busca aumentos para sus aproximadamente 40,000 miembros, más bibliotecarios y la contratación de un número determinado de otros elementos del personal escolar, incluidos profesores de arte, así como un impulso a la programación deportiva.
Pedro Martínez dice que las propuestas de CTU crearían un déficit récord de casi $3,000 millones para el ciclo escolar. No está de acuerdo con Johnson en solicitar un préstamo a corto plazo para pagar los costos inmediatos de un nuevo contrato para los maestros, lo que alimenta la idea de su despido.
En noviembre próximo habrá un cambio importante, cuando se integre la primera junta escolar con algunos miembros elegidos por los habitantes de Chicago, esto dará a los padres la oportunidad de tener una influencia más directa en el sistema escolar. Para 2027, la junta será completamente elegida en lugar de designada por el alcalde.
Los problemas financieros también rondarán el nuevo ciclo escolar, debido al agotamiento del dinero federal recibido por la pandemia, $2,800 millones de dólares, que coloca de nuevo a CPS con déficits. El próximo presupuesto total para el distrito escolar es de $9.9 mil millones.
El presupuesto incluye $149 millones más que el año pasado en financiamiento a nivel escolar, principalmente debido a los servicios de educación especial, aumentos para las escuelas charter y más atención bilingüe, y se tiene en cuenta contratar 513 profesores y 337 de personal de apoyo más.
CPS espera gastar $1.4 mil millones en educación especial, incluidos los 900 puestos adicionales en escuelas dedicadas a atender a estudiantes con discapacidades, y alrededor de $77 millones “para brindar a todos los estudiantes acceso a una educación multilingüe”, según información del distrito escolar
También destinará $10 millones en medidas de seguridad alternativas para las escuelas que retiraron a sus agentes de policía, $57 millones a renovaciones de bibliotecas, mejoras deportivas y de educación profesional y técnica; $50,5 millones para mejorar Internet en las escuelas reemplazando el hardware antiguo, entre otros gastos.
El distrito propone reducir los costos administrativos y reestructurar la deuda para cerrar el déficit presupuestario de más de $500 millones de dólares, que se ha cubierto recortando costos administrativos, despidiendo personal de la oficina central, reestructurando deuda y dejando vacantes sin cubrir.
Entre las medidas de ajuste que entrarán en vigencia en las escuelas públicas está el cambio de horarios de inicio de algunas docenas de escuelas con el propósito de facilitar que los autobuses tengan más tiempo para recoger a más estudiantes y enfrentar la escasez de conductores.
En tanto, la disminución de la población estudiantil, que se marcó después de la pandemia, se detuvo con el ingreso de nuevos inmigrantes en las escuelas publicas. El año pasado la inscripción se estabilizó y para marzo de este año superaba los 328,000 alumnos.
Sin embargo, no hay certeza de que los nuevos inmigrantes se queden para compensar las familias que se mudan de Chicago y la disminución en la tasa de natalidad. Además de la deficiente atención que CPS les ofrece, con escasez de profesores bilingües.