Debido al clima extremo y por segunda ocasión, la administración de Chicago atrasó el cumplimiento de la estadía máxima de 60 días en refugios y fijó el 1 de febrero como la nueva fecha para el desalojo de inmigrantes, así lo confirmaron funcionarios municipales.

Este sería el segundo retraso en el plan del alcalde de Chicago, Brandon Johnson, que tiene como objetivo lograr que los solicitantes de asilo encuentren viviendas permanentes para liberar las camas en los refugios para los migrantes recién llegados.

Con los frenos al cumplimiento de los 60 días, se concedieron prórrogas a unos 700 inmigrantes, según datos de la ciudad. De estos, 13 solicitantes de asilo viven en el sistema de refugio temporal desde 2022, cuando empezaron a llegar los autobuses procedentes de Texas.

En noviembre pasado, Johnson planteó el límite de 60 días con el fin de acelerar los esfuerzos de reasentamiento, a medida de que miles de solicitantes de asilo, que llegan a Chicago, superan el número de camas disponibles en los refugios.

“El clima es duro en este momento, por lo que vamos a hacer algunas excepciones a la política”, dijo Johnson durante conferencia de prensa. “No vamos a desalojar a los recién llegados cuando haga frío este invierno”.

Datos de la ciudad confirman que se han entregado a inmigrantes más de 8,000 notificaciones de desalojo, con distintos plazos. Algunos grupos de esos solicitantes de asilo  están “conectados” con la organización filantrópica Caridades Católicas y buscan su traslado a otro sitio.

Otros que ingresaron a los refugios son elegibles para recibir asistencia para el alquiler a través del estado, aunque ese apoyo se redujo de seis a tres meses. Mientras que más de 7,100 inmigrantes no son elegibles para recibir dicha asistencia.

De las más de 600 personas programadas para ser expulsadas de los refugios el 22 de enero, sólo 17 han sido relacionadas con asistencia para el alquiler, informaron funcionarios de la ciudad.